El deporte es un fenómeno social que se encuentra en constante evolución, al igual que la sociedad. Afortunadamente, el acceso al deporte se vio ampliado y popularizado a lo largo de la historia y se extendió no solo al ámbito competitivo, sino también a otros sectores en los que la actividad se oferta como una ocupación del tiempo, satisfacción para el rendimiento deportivo, ocupación del ocio, mejora de la salud... A su vez, esta participación puede ser pública o privada.
El dinamismo de la sociedad en la que vivimos, provoca también que el deportista elija la práctica deportiva de competición como opción entre otras muchas posibilidades educativas, formativas, aficiones, y de ocio. Lógicamente, en esa distribución de tiempo y de actividades y en la elección de opciones influye el cumplimiento de expectativas y necesidades que forman parte del entorno social del joven, y fundamentalmente el entorno familiar.
La propia ley considera al deporte como un derecho de los ciudadanos. Este derecho debe entenderse también desde el punto de vista de las diferentes necesidades y expectativas que respecto al deporte tienen los diferentes sectores sociales (desde los jóvenes en edad escolar, hasta aquellos que por especiales facultades o determinación) desean practicar la actividad dentro del rendimiento deportivo.
Hay que tener en cuenta en apoyo a los deportistas de élite durante su carrera deportiva, mediante ayudas materiales y técnicas, y al final de la misma, mediante fórmulas que faciliten su integración laboral, en consideración a los méritos obtenidos, las exigencias en su preparación y el hecho de representar un modelo para la juventud; y la promoción de programas de tecnificación deportiva que faciliten a los jóvenes su formación deportiva a todos los niveles.
El deporte de alta competición incluye actividades simples como la carrera o el salto y actividades que exigen un elevado grado de sofisticación y planificación como el juego con un balón.
Aparentemente uno de los obstáculos a los que se enfrentaría el deporte de élite es a la escasez de recursos en época de recesión económica, pero esto no es así. Se ha podido constatar que, por ejemplo, en Estados Unidos las cifras de espectadores de partidos de béisbol aumentó en los períodos de retroceso económico más reciente. En España, no ha afectado a los fichajes y compensaciones de jugadores profesionales.
El tiempo que nos ha correspondido vivir es evidentemente, un tiempo de competición. El interés informativo se vuelva casi exclusivamente, en el hecho competitivo. El deporte de élite es la máxima categoría, que requiere una preparación y una selección previas muy fuertes, y que culmina con las competiciones.
El deporte de élite representa al deporte de alto rendimiento, aquel que busca decisivamente al récord, a la medalla. El responsable de la alta tecnificación alcanzada de la transformación de la actividad deportiva en un trabajo, recompensado económicamente. Por otra parte, representa también el espectáculo, la perfección, el riesgo, el dominio motriz, la imagen en que quisiera verse reflejados.
El deporte de élite consigue sin dificultad una gran atención informativa, que comparte con las masas, precisamente la que va a considerar informativamente al deporte de élite, un resultado, un marcador, una clasificación, una marca...
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